miércoles, 18 de enero de 2012

CARLOTA Y MAXIMILIANO, LOS DESVENTURADOS EMPERADORES DE MÉXICO (PRIMERA PARTE)

Hace una semana escribí la historia de la celebre y mitificada emperatriz de Austria, Isabel de Baviera(1837-1898) , más conocida como Sissí, sobre todo a través de las románticas películas rodadas durante los años cincuenta y protagonizadas por la actriz suiza Romy Schneider. A estos artículos remito al lector que quiera conocer la biografía de Sissí, pero no es ella hoy la protagonista de esta historia, sino alguien cuya vida he conocido al leer sobre Sissí, que estuvo emparentada con la emperatriz austríaca y que ella misma llegaría a ser emperatriz de una nación muy alejada de las cortes europeas donde se había criado,México. No es tan conocida la historia del emperador austríaco que junto a su esposa gobernó durante tres años como emperador a la nación mexicana, ni el relato de amor, engaños, miedo y locura que rodearon a la vida de esta pareja, así que ayudándome de la obra "Locos de la historia" de la escritora y psicóloga española Alejandra Vallejo-Nájera(1958)  conoceremos el relato de la desventurada existencia de Maximiliano de Austria, emperador de México, y , sobre todo, la de su esposa, María Carlota Amalia, una mujer de una personalidad e inteligencia superiores y más interesantes que la propia Sissí.

Para conocer a nuestra protagonista tenemos que viajar hasta Bélgica. Después de la derrota de Napoleón Bonaparte(1769-1821) en la batalla de Waterloo en  1815 ese mismo año , en el Congreso de Viena, las potencias vencedoras se repartieron los territorios que habían pertenecido al desaparecido Imperio napoleónico y, como suele suceder, sin tener en cuenta las fronteras naturales de idioma , religión, costumbres ni las preferencias de los pueblos. En este reparto a Bélgica le correspondió quedar bajo el gobierno de los Países Bajos donde reina Guillermo I(1772-1843). Esta unión no era bien recibida por los belgas, particularmente por las diferencias religiosas que ya habían provocado la separación en el pasado , pues los belgas son católicos mientras que los Países Bajos profesan la fe protestante. Esta unión estaba destinada a fracasar y en 1828 liberales y católicos hacían causa  común contra el rey Guillermo I, acusándolo de favorecer con sus decisiones políticas los intereses de los protestantes holandeses en detrimento de la población católica belga, además de tratar de imponer como lengua común el flamenco , mientras que en Bélgica la lengua dominante era el francés.

El primer rey de Bélgica , Leopoldo I, fue coronado en 1831 después de que poco antes rechazara ser coronado rey de Grecia. Entre los motivos de su elección estaba su destreza militar demostrada durante las guerras napoleónicas , en la que participó al servicio del zar ruso y donde alcanzaría el grado de mariscal de Rusia. El que sería padre de nuestra protagonista, Carlota, no vería reconocida la independencia del reino y por lo tanto la legitimidad de su corona hasta 1839 en virtud del Tratado de Londres . Para él Carlota siempre sería su  favorita, a la que amaba profundamente y a la que admiraba por su inteligencia, educándola como si fuera un hombre y enseñándola a intervenir en los asuntos de gobierno, algo que luego Carlota utilizaría durante su vida  adulta como emperatriz de México
En 1830 se produce una oleada de revoluciones por toda Europa contra los regímenes absolutistas y exigiendo constituciones inspiradas en el liberalismo y en defensa de la libertad de expresión y de monarquías parlamentarias como la que existía en Inglaterra. Estos movimientos revolucionarios se  inician con los movimientos revolucionarios de julio de ese año en Francia que causan la caída de la monarquía absoluta de Carlos X(1757-1836) y se extenderán a Alemania, Polonia y también a Bélgica.  En ésta última la revolución tiene además una naturaleza nacionalista e independentista y estalla el 25 de agosto , extendiéndose con rapidez por todo el territorio hasta el punto de que ya en septiembre han sido expulsadas de Bélgica todas las tropas del rey holandés Guillermo I. El 4 de octubre se proclama la independencia de Bélgica y mientras las demás potencias valoran intervenir para frenar su independencia, el nuevo gobierno provisional decide pronunciarse a favor de una monarquía constitucional, y eligen como primer soberano de los belgas al príncipe Leopoldo  de Sajonia-Coburgo-Gotha(1790-1865) , que se convierte en el rey belga el 21 de julio de 1831. Hay que señalar que no fue la primera opción, pues esta fue la de Luis Felipe I(1773-1850), pero acababa de ser elegido rey de Francia y no creyó conveniente unir las dos coronas para evitar la suspicacia de otras potencias como Inglaterra, por lo que rechazó la corona y así fue a parar a la cabeza de Leopoldo.

Leopoldo había nacido en Baviera y era hijo del duque Francisco de Sajonia(1750-1806). En su juventud había combatido en las guerras napoleónicas enfrentándose al emperador francés desde las filas del ejército ruso del zar Alejandro I (1777-1825), demostrando valor y destreza por lo que recibió el título de mariscal de Rusia. Cuando la contienda finaliza, en 1816 contraía matrimonio con el que sería el gran amor de su vida,  Carlota Augusta de Hannover(1796-1817). Carlota era la hija única del futuro rey de Inglaterra Jorge IV(1762-1830), en aquel momento todavía príncipe de Gales, una joven de fuerte carácter que se había opuesto a los deseos de su padre que deseaba casarla con el heredero del trono holandés. Después de este acto de desobediencia, la princesa Carlota fue confinada entre 1814 y 1816 en Cranbourne Lodge,en el castillo de Windsor, hasta que Leopoldo pidió permiso a su padre y al Parlamento inglés para cortejarla. Se casaron el 3 de mayo de 1816 y poco después, en julio de ese mismo año, sufría un aborto. A principios de 1817 volvía a quedar embarazada  y aunque los primeros meses de embarazo se presentan sin complicaciones, el parto se complica. Comienza a sufrir los dolores del parto  el 3 de noviembre de 1817 y después de mas de 50 horas de agonía el 5 de noviembre da a luz a un niño muerto y ,apenas unas horas después, la mañana del 6 de noviembre, ella misma fallece a los 21 años desangrada por una hemorragia que no pudieron detener .

El gran amor de Leopoldo I, Carlota Augusta de Hannover. En su recuerdo su única hija nacida en su segundo matrimonio llevaría también el nombre de Carlota, la que llegaría a ser emperatriz de México. Como tantas otras mujeres a lo largo de la historia Carlota Augusta moriría de lo que entonces se llamaban fiebres puerperales que hoy sabemos que era no fiebre,sino una infección consecuencia de las heridas que el embarazo y parto causan sobre el aparato genital de la mujer y que pueden afectarla durante los 15 días posteriores al parto. Teniendo en cuenta que entonces ni siquiera los cirujanos se lavaban las manos entre una operación y otra, no es de extrañar que murieran tantas mujeres víctimas de esta falta de higiene. Los que atendían a las parturientas llevaban, sin saberlo, la muerte en sus manos 

Leopoldo I nunca se recuperaría del todo de la perdida de su joven esposa y durante los siguientes años permanece soltero, fiel a su recuerdo. Pero todo cambia cuando es coronado en junio de 1831 como soberano del nuevo reino belga. Ahora tendrá que casarse para tener hijos y dar un heredero a la corona . La elegida sería Luisa María de Orleans(1812-1850), hija del rey francés Luis Felipe I, el mismo que había permitido con su renuncia a la corona belga que esta fuera a parar a Leopoldo. De esta forma, parecía pagar una deuda de gratitud por el apoyo francés y vincularse a su poderoso y católico vecino. Este matrimonio de conveniencia , como la mayoría de los que se realizaban en las casas reales, tuvo lugar el 9 de agosto de 1832 y no tardó en cumplir con lo que se le exigía, tener descendencia. Nacían casi consecutivamente , Luis Felipe en 1833, muriendo apenas un año después, en 1835 Leopoldo(1835-1909) que se convertiría en el sucesor de su padre con el nombre de Leopoldo II y a continuación, en 1837 el que sería conde de Flandes, Felipe(1837-1905) y en 1840 nacía la única hija, la pequeña María Carlota Amalia (1840-1927), la auténtica protagonista de nuestra historia.

Desde que es muy pequeña Carlota, como la llamaremos a partir de ahora, sobresale por su inteligencia, que causa el asombro de sus padres, como lo refleja su madre en una carta dirigida a la abuela de la niña ,que en esos momentos tiene dos años "Se expresa como una persona grande, con los más bellos giros en las frases". Aprendió a leer por su cuenta  y se convierte en la favorita de su padre, que le había puesto el nombre de Carlota en recuerdo de su primera esposa, a la que continuaba amando. No sabemos que podía pensar su segunda esposa de esta presencia permanente en la memoria del rey de la fallecida, pero aquellos matrimonios eran compromisos dinásticos , negocios familiares que había que aceptar como un deber y sin tener en consideración los sentimientos, por lo que tanto si sufría por ello como sino , Luisa María nunca lo demostró. En cuanto al rey , demostraba un amor profundo por su hija a la que se refería como "mi pequeña Charlotte, es la flor de mi corazón" que acompañaba a su padre continuamente. Los primeros años de la vida de Carlota son felices y tranquilos, hasta que en 1850 se produce la muerte de su madre como consecuencia de una tuberculosis.

La madre de Carlota, Luisa María de Orleans, hija del rey de Francia, tuvo que compartir su matrimonio con el fantasma siempre presente de la primera esposa de Leopoldo I, y también con las amantes que  éste tuvo durante su matrimonio , como la actriz Arcadia Claret, la cual fue nombrada baronesa de Eppinghoven (1826-1897) y con la que tendría dos hijos fuera del matrimonio. Esta actriz, según palabras de la propia Luisa María "se parecía extraordinariamente a la difunta princesa Charlotte". Nunca tuvo una palabra de reproche hacia su marido, aún sabiendo que no la amaba, lo que por otra parte era lo más habitual en los matrimonios aristocráticos y de la realeza donde era la conveniencia política y no el amor el factor clave que los decidía (imagen  procedente de http://realeza.foros.ws ) 

Tras la muerte de Luisa María de Orleans, tanto el padre de Carlota como sus hermanos se vuelcan en la pequeña . El rey , consciente de la inteligencia de su hija, la educó como si fuera un hombre , instruyéndola en política así como en filosofía , historia o literatura. Carlota demuestra, además, una gran facilidad para aprender idiomas y en estos años llegará a dominar , junto con su lengua materna, el francés, las más importantes lenguas europeas como el alemán, italiano e inglés al que años después, como veremos en su momento, se añadirá el español. En estos años de formación, Carlota no dejará de acompañar a su padre y se sentirá atraída por la política y los asuntos de gobierno, algo extraño en el resto de jóvenes de la casa real europea. Pero los años pasan y Carlota se convierte en una joven a la que ya es necesario buscar un matrimonio ventajoso, aunque su padre, que siente tanto apego por su hija, no tiene ninguna urgencia. No será el rey belga quién impulse el matrimonio de Carlota, sino la reina de Inglaterra, Victoria I(1819-1901)

Unos años antes había sido Leopoldo I el que había favorecido el matrimonio entre Victoria, que era su sobrina, y el príncipe Alberto de Sajonia(1819-1861), que también era sobrino suyo. Las Casas Reales que gobernaban en Europa eran entonces como una gran familia en la que todos estaban emparentados unos con otros en algún grado de consanguinidad. Este matrimonio era muy feliz, y Victoria ,quizás, trataba de agradecerselo a su tío proponiendo el matrimonio de Carlota con el rey de Portugal Pedro V (1837-1861). Así le escribe la reina inglesa a Leopoldo, su tío "Sería una gran bendición que Portugal tuviese una reina amable y bien educada , algo de lo que hasta ahora ha carecido. Estoy segura que estarás muy tranquilo en lo que se refiere a la felicidad de Charlotte si la entregas a este príncipe y no a cualquiera de los innumerables archiduques que circulan por el mundo" Pero Carlota no opinaba lo mismo de este enlace . "Los portugueses no son más que orangutanes sin recursos" decía a su padre, y como era el ojo derecho del monarca no tuvo dificultades en rechazar el compromiso con el joven rey portugués.

La familia real belga, Leopoldo I, con su esposa Luisa María de Orleans, la pequeña Carlota y sus dos hermanos, Leopoldo, heredero de la corona , y Felipe. Entre los dos hermanos Carlota prefería a su hermano Felipe, más alegre y extrovertido que su hermano mayor, de carácter tan reservado que llegaron a creer que tenia algún tipo de retraso intelectual, aunque no tardaría en mostrarse como un joven brillante e inteligente aunque también orgulloso y ambicioso. A Carlota no le gustaría el sarcasmo con el que solía hablar . No tardarían en arreglar su matrimonio con otra archiduquesa de Austria, de las que parecía haber centenares , María Enriqueta de Austria(1836-1902), con la que se casará en agosto de 1853. Tanto su padre como sus hermanos mimarían a la pequeña Carlota , sobre todo después de la muerte de su madre  

No, su destino no era el rey portugués, sino uno de esos archiduques de los que hablaba con desprecio la reina Victoria, pero no era un archiduque cualquiera, era el hermano del emperador austríaco, Francisco José I de Habsburgo(1830-1916), el esposo de Sissí, y segundo en la sucesión al trono, el archiduque Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena (1832). En 1856 Maximiliano se hallaba realizando un largo viaje que le había llevado hasta Jerusalén y a recorrer gran parte de la costa mediterranea, hasta  que en mayo de aquel año Maximiliano llega a la corte belga en el palacio de Laeken. Así lo describe Alejandra Vallejo Nágera en su  obra "Locos de la historia" " Maximiliano es un hombre de veinticuatro años, rubio, de ojos azules y labios sensuales; alegre, frívolo , amante de los placeres mundanos y lisonjero y , por si ello fuera poco, tiene una sonrisa que licua a las damas". Carlota no sería inmune al hechizo de Maximiliano, aunque el corazón del joven pertenece a otra mujer, la hija del emperador de Brasil , Pedro I(1798-1834), María Amelia de Braganza. Es curioso ver como en el complicado enredo de las relaciones de las casas reales, los caminos se cruzaba una y otra vez, pues María Amelia de Braganza era la hermana de Pedro V de Portugal, con que se había querido casar a Carlota.

Al igual que le había sucedido a su madre con Leopoldo, Carlota tenía como rival al peor de todos, un fantasma. A María Amelia la había conocido Maximiliano en 1852, quedando inmediatamente prendado de ella y no tarda en pedir  su mano. Todo estaba preparado para el feliz enlace pero en febrero del año anterior Amelia había contraido una escarlatina que no había logrado sanar del todo, y con el paso de los meses la fiebre continuó y comenzó la tos, síntomas de que estaba desarrollando una tuberculosis. Para tratar de sanar viajó junto a su madre a Funchal, la capital de la portuguesa isla de Madeira, en agosto de 1852 , pero su estado fue empeorando y a comienzos de 1853 ella misma sentía como la vida la abandonaba "Mis fuerzas disminuyen día a día, puedo sentirlo, estoy llegando al principio del fin" Y ese fin llegaba en la madrugada del 4 de febrero de 1853. Maximiliano nunca lograría olvidar al que sentía como el gran amor de su vida , como reflejaba en su diario,en 1859, cuando ya habían transcurrido seis años de su muerte  "Era una criatura perfecta que dejó este mundo ingrato , como un ángel puro de luz, para volver al cielo, su verdadera patria. Permanecí largo tiempo abismado en pensamiento de tristeza y de duelo".

Escena de la muerte de María Amelia de Braganza en Funchal, Madeira. Maximiliano nunca pudo olvidarla y así la recuerda en una de las entradas de su diario en el año 1859  cuando transcurridos seis años de la muerte de Amelia viajó a Funchal para recorrer los lugares donde estuvo por última vez su amada "Siete años llenos de felicidades y tristezas, fértiles en pruebas y desilusiones amargas. Fiel a mi palabra, volveré a buscar sobre las olas de los océanos un alivio que Europa no puede dar a mi alma atormentada. Cuando comparo ambas épocas, me siento invadido por una profunda melancolía. Hace siete años desperté a la vida, encarando al futuro con alegría; hoy, me siento exhausto; pesa sobre mis hombros, el recuerdo de un pasado amargo. Aquí murió, de tuberculosis, el 4 de febrero de 1853, la única hija de la emperatriz de Brasil, una criatura extraordinadamente talentosa. Dejó este mundo imperfecto, puro como un ángel que regresa al cielo, su verdadera tierra natal."

Durante los años siguientes Maximiliano no tuvo intención de permanecer con ninguna mujer de forma estable, aunque si le gustaba el juego de la seducción, en el que tenía mucho éxito. Y aunque práctico este juego con Carlota, no tenía interés real en ella y finalmente abandona Laeken. Carlota, sufriendo todos los efectos de la enfermedad que padecen los enamorados, deja de comer, no se levanta de la cama y pasa todo el día languida y en silencio. Su padre, que la quiere con ternura, escribe a la reina Victoria solicitando su ayuda "El archiduque Maximiliano ha dado por terminada su visita sin dejar entrever los propósitos que algunos le atribuían con respecto a mi hija Charlotte. No lo lamento ni me preocupa. Creo que ya me habría olvidado hasta de la existencia de este joven príncipe , a no ser porque veo en mi hija algo que me apena y me conmueve. Charlotte es una joven impresionable y parece haberse enamorado del Habsburgo con novelesco frenesí. Me duele que ella sufra por alguien que no ha querido o no ha sabido fijarse en ella"

Parece que la carta tuvo su efecto y la reina Victoria movió algunos hilos, porque apenas dos meses después de su marcha regresaba a Laeken el archiduque Maximiliano y pedía la mano de Carlota . No era amor lo que impulsaba este gesto sino, probablemente, el interés económico, pues Leopoldo I era uno de los hombres más ricos de la Europa de su tiempo y además gracias a la intercesión del rey belga Maximiliano recibiría de su hermano, el emperador Francisco Jose de Austria, los virreinatos de Lombardía y Venecia. Poco amor demuestran estas palabras de Maximiliano dirigidas a uno de sus hermanos en una carta "Ella es baja, yo soy alto, lo que no está mal. Ella es morena y yo soy rubio, lo cual también es aceptable. Ella es muy inteligente y eso me resulta incómodo, pero creo que podré superarlo" Desde luego, este hombre que creía que podría soportar la inteligencia de su mujer como si se tratara de una tara, apenas podríamos decir que sintiera siguiera cariño por su futura y joven esposa,  todo lo contrario que Carlota, que se desmayaría al conocer la noticia de que Maximiliano quería casarse con ella.

Fotografía del joven matrimonio entre María Carlota Amalia y Maximiliano de Habsburgo, que gracias a las presiones del rey y padre de Carlota , Leopoldo I, sobre el hermano de Maximiliano y emperador de Austria, Francisco José, les concedería la dignidad de virreyes de las posesiones austríacas en Italia, que se extendían por la Lombardía y Venecia, aunque allí la presencia austríaca era mal vista por el pueblo.Además, poco después de su llegada a Italia, Maximiliano comenzará a ausentarse con frecuencia alegando que tenía que atender asuntos de gobierno, asuntos de gobierno que gustaba de despachar en burdeles en compañía de prostitutas. Carlota revivía la misma situación por la que había tenido que pasar su madre y al igual que ella la aceptaría con normalidad aunque podemos imaginar que con una gran decepción. Sin embargo, a pesar de ello , con el tiempo un gran afecto uniría a esta pareja

Maximiliano y Carlota se casarán el 27 de julio de 1857 cuando ella tiene 17 años y el 25 años , en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas  . La joven pareja viajará en seguida a los territorios que tendrán que gobernar como virreyes , con capital en Venecia y en Milán. La venda que el amor había puesto sobre los ojos de Carlota y había nublado su aguda inteligencia, no tardaría en caer, descubriéndole aspectos de su marido menos idílicos de los que ella había creado en su imaginación, pero, sin llegar a ser nunca un verdadero matrimonio feliz, si se convertirían en dos personas que se profesarían un profundo afecto mutuo, aunque más como el que une a los hermanos que como el que tiene que existir entre marido y mujer. Un afecto que iba a ser puesto a prueba en el insospechado giro que darían los acontecimientos y que llevaría a Maximiliano y Carlota a una situación donde sólo se iban a tener el uno al otro, una situación que empujaría a Maximiliano a mirar a la muerte y a Carlota a sumirse en las oscuras sombras de la demencia. Pero eso lo veremos en el artículo de mañana



Enlace con la segunda parte de Carlota y Maximiliano , los desventurados emperadores de México
http://chrismielost.blogspot.com.es/2012/01/carlota-y-maximiliano-los-desventurados_19.html



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1 comentario:

Anónimo dijo...

La cara de boludo del infeliz lo dice todo. Un gran ejemplo para los fisonomistas de siglos pasados.

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